domingo, 3 de octubre de 2010

QUE ESTIMULANTES EXISTEN_NUMERO 2

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El MDMA se particulariza por sus efectos empatógenos, relativos a una sensación subjetiva de apertura emocional e identificación afectiva con el otro. Estas propiedades distintivas estarían mediadas por un incremento en los niveles del neurotransmisor serotonina en las sinapsis neuronales y otros neurotransmisores, principalmente la noradrenalina y, en menor medida, la dopamina. La actividad de la serotonina se ha relacionado funcionalmente con los estados de ánimo y el humor.
Efectos


 
EFECTO:
El mecanismo de acción del MDMA implica la unión de la molécula con distintos transportadores de neurotransmisores, especialmente con el de serotonina. Esto produce tanto un bloqueo de la recaptación, así como una liberación del neurotransmisor. Los cambios neuroquímicos se manifiestan fisiológicamente produciendo templanza emocional y apertura afectiva, comunicación desinhibida, empatía (entactogénesis).
Además, el MDMA preserva también los efectos estimulantes típicos de la anfetamina, que refuerzan los ya descritos, produciendo sensación de gran energía física, con aumento de la actividad motora (hiperactividad), bienestar general y euforia.
El subidón se manifiesta en forma de oleadas con sensaciones de euforia, alegría, felicidad, empatía in crescendo y de una sensación de ligereza mental y física.
El MDMA puro suele tener una bajada muy tranquila y facilidad para dormir. Sin embargo, una sola dosis demasiado alta o una repetición de varias dosis en espacio de tiempo demasiado corto (por ejemplo, la típica pauta de consumo de cada fin de semana), son las que van acompañadas de estados depresivos, debido a que la liberación de serotonina inducida pudo haber vaciado temporalmente las vesículas que alojan los neurotransmisores de reserva. En ese caso, se produciría una caída brusca en los niveles extracelulares de serotonina, que tardaría varios días en recomponerse. Para evitar estas consecuencias es frecuente la administración de un antidepresivo Inhibidor de la Recaptación de la Serotonina (IRS), sobre todo la fluoxetina, unas 6 horas después de la ingesta de MDMA. Evidencia científica preliminar (en ratas) asocia esta práctica con una acción neuroprotectora, profiláctica contra la posible toxicidad del MDMA.[4] Esto es particularmente predicado por algunas agrupaciones civiles dedicadas a promover políticas de reducción de daños.
Su utilidad para facilitar la introspección con un temor reducido ha sido comprobada en algunos contextos terapéuticos, realizándose en España el primer estudio para las aplicaciones terapéuticas de esta droga, con mujeres que sufrían trastorno de estrés post-traumático por abuso sexual, en la Universidad Autónoma de Madrid por el psicólogo José Carlos Bouso. Dicho estudio, se llevó a cabo con buenos resultados en sus primeras fases con dosis de hasta 50 miligramos, pero fue detenido por cuestiones políticas, sin que haya sido aún concluido. Al mismo tiempo se desarrolló otro estudio en Israel para víctimas de actos terrorista que sufrían trastorno de estrés post-traumático. En el 2004, la DEA (Drug Enforcement Agency) otorgó las primeras licencias para adquirir esta droga legalmente. Los representantes de la clase médica que participan en estos ensayos, se han manifestado en favor de modificar el estatus legal del MDMA, proponiendo que sea retirado de la Lista I e incluido en la Lista III de psicotrópicos. Éstos ensayos fueron llevados a cabo en primates, en los que se demostró el deterioro cerebral ocasionado por tomas sucesivas de MDMA. Años más tarde, se demostró que la sustancia empleada en estos experimentos no fue MDMA sino d-metanfetamina, por lo que los resultados obtenidos no pueden considerarse correctos.[5]
Por otro lado, está la barrera hematoencefálica es una membrana porosa que separa entre los vasos sanguíneos y el encéfalo. Aunque muchos tóxicos encuentran infranqueable la barrera , el MDMA, al igual que otros como la nicotina o el alcohol, sí pueden atravesarla, lo que motiva su efecto inmediato sobre sus receptores en el sistema nervioso. Esto es posible tanto por ser moléculas muy pequeñas (micromolecúlas) como por ser lipófilas. En este sentido, los experimentos de Brian Yamamoto[6] realizados en ratas, demostraban que el MDMA dañaba en cierta medida la barrera hematoencefálica del cerebro de dichos animales, y, aunque no existen experimentos al respecto en humanos, podría tener dicho efecto también. Dicha neurotoxicidad ocurriría como consecuencia de un consumo total de la serotonina en las sinapsis neuronales, produciéndose entonces la recogida de dopamina. El enzima monoamina oxidasa (MAO) interacciona con la dopamina, liberando así compuestos dañinos para el cerebro.[7] Esta forma de neurotoxicidad, si bien, puede ser atenuada mediante la toma de diversos fármacos.[8]
Otra posibilidad es que, dada la falta de normalización en su venta, es posible que una unidad vendida de MDMA, contenga además otro tipo sustancia, o incluso que no se trate de MDMA en absoluto; pudiendo resultar, por tanto, sus efectos absolutamente distintos a los esperados

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